Todo artista del tatuaje se tensa, cuando un cliente entra a su tienda con la pretensión de que se conecte con aquel vago concepto que quiere representar en su piel, pero del cual no tiene alguna imagen mental clara. A veces es mejor explicarle que si no posee ni una remota idea; quizá no sea un buen momento para decorarse, ya que existe una probabilidad alta de que llegue a arrepentirse. Toda idea necesita madurar.
Sin embargo, hay personas que tienen muy claro cómo mostrar quiénes son, no sólo a nivel individual, sino mediante el orgullo que tienen su identidad colectiva. Entonces aparece ante los ojos de las y los artistas de tatuaje, la riqueza de elementos que integran la identidad mexicana, en que conviven íconos del pasado y del presente, pero además a veces modificados por la convivencia con oras culturas.

En este post, les compartimos tres trabajos, realizados entre 2015 y 2018, relacionados con la identidad de los pueblos originarios mexicanos; en los que coincide el venado azul, el hikuri. La cultura wixarica o también llamada Huichola, es admirada por muchas personas, no sólo de las otras comunidades indígenas -a quienes les hemos escuchado decir que los huicholes son muy poderosos- sino de parte de nosotros, los denominados mestizos.
No sólo les admiramos el conocimiento ancestral que plasman en su arte (hemos visto niñas huicholas de menos de cinco años que ya hacen pulseras de chaquira, como si fuese equivalente a pintar con crayones en un libro); sino la profundidad de su cosmovisión y la garra que tienen para defenderla de los gobiernos y los grandes monopolios. Anie, una niña huichola que nos transmite en su sonrisa y sus ojos brillantes, una fuerza incomprensible; nos visitó en los primeros días en que abrimos el estudio. Cuando las paredes casi estaban solas y teníamos el equipo básico profesional para trabajar. ¡Quizá nos bendijo con su energía!
En Oot Boon, el peyote no sólo lo consideramos especial por los escenarios impensables que pone en la mente de quienes se acercan a él (lean el libro de pato jejeje); sino por la sacralidad que implica para estos pueblos, con quienes tiene una conexión espiritual, que pareciera no ser de este mundo.
Para hacer los peyotes a color en estos tatuajes, se utilizaron al menos 4 tonos de verdes y un poco de amarillo; pero sin duda aquello que lo hace lucir es la ordenada explosión de colores que están a su alrededor, que no son aleatorios, sino están dictados por el arte wixarica. Estas piezas se las llevaron dos clientes y amigos (Ervey, profesor; y Rafa, activista) bastante conectados con la manera de plantarse ante el mundo y la naturaleza, que muchas personas deberíamos aprender de los pueblos originarios. En el caso del hikuri en escala de grises, "El Rock-Profesor" su dueño, lo fusionó con un tatuaje referente a la música que sin duda es pieza fundamental en su día a día.
Para nosotros la fortaleza de las mujeres (son con quienes hemos convivido) de los pueblos originarios trasciende a veces las dimensiones que nos son familiares. Hace no más de dos años, conversábamos muy seguido con una mujer O'dam (tepehuana) quien sin tener escolaridad en el sentido que los mestizos la concebimos (no lee y no escribe ni español ni su lengua), hace rápidamente operaciones matemáticas mentales y es bilingüe, ya que además de hablar su lengua materna, maneja perfecto el español. Nos enseñó que gato se dice "Micho" XD
También, en un viaje a Tepoztlán, después de dos horas de caminar cuesta arriba para llegar a la cima del cerro Tepozteco, nos encontramos con una mujer originaria de dicho poblado, quien tenía como misión (el gobierno no le pagaba) dar charlas sobre el respeto que los turistas debemos tener a ese lugar sagrado y el comportamiento mínimo aceptable para no dañar ese ecosistema.
Era tanta su fuerza, que yo -Luz- no pude mas que pedirle me diera un abrazo (yo nunca abrazo) para llevarme un poco de su energía que me cuidara y acompañara en el largo camino de regreso; asimismo me guiara en cuestiones personales que debía resolver. A ambas las recordamos como colores que danzan en el cielo, de esos que casi los puedes oler.
En fin, en Oot Boon se nos agranda el corazón y se nos llenan de paz los pulmones, al hacer piezas de tatuaje relacionadas con el pedacito o pedazote que nos tocó de identidad originaria de nuestros pueblos. Luego seguiremos compartiendo un poco más.
Luz Oot Boon
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